
A través de los años, mi lengua, fue haciéndose más rápida que mi cerebro y esto me trajo miles de problemas, a lo largo de estos últimos tiempos; la frase “trágame tierra” a salido de mis labios mas veces de las que quisiese.
El otro día entre al banco muy apurado, en eso, siento un empujo que me hizo apreciar mas de cerca (de lo deseado) las baldosas del inmueble bancario.
Lleno de ira, me reincorporo, al grito de -¿SOS CIEGO? PELOTUDO!!! – una frase que muchos estarán de acuerdo con migo, se hace fácil de proferir ante tamaño empujón. Al levantar mi mirada para identificar al autor de tan terrible acto; con lo primero que me encuentro es con un “bastón blanco” seguido, la mano de un hombre, que detrás de los lentes negros se podía ver su cara de desorientado…
Claro esta, que en ese momento (además de venirse mi alma al piso) se me vino la frase “trágame tierra” a mi cabeza y mi lengua que se encontraba tan suelta momentos atrás, no podía articular una disculpa coherente.
Otra situación, parecida me sucedió un día que estaba trabajando, en la peluquería. Al sentarse en mi sillón una de las clientas habituales del salón, note que su ánimo, no era el de siempre, yo, tratando de animarla con una sonrisita pelotuda le digo: ¡¡Pero cheee… cambia la cara, ni que te hubiera dejado tu marido!! En eso la clienta explota en un llanto desconsolado y como puede, la pobre me dice... ¡Siiii…! ¡Roberto murió hace dos días!
Me pueden decir ¿Quién me manda a hacerme el gracioso? y otra vez la terrible frase se hace presente en mi cabeza “trágame tierra”.
En otra ocasión, yo me dirigía a la casa de una compañera de colegio. Yo iba medio atrasado a la cita, y en la cabeza solo pensaba en la suerte que tenia, pues después de estar muchos meses tratando de acercarme a esa compañerita nueva que me tenia loco de la cabeza; ¡Por fin!, gracias a un trabajo grupal se me había dado ¡la oportunidad tan esperada!.
Yo había preparado todo de antemano, mis otros compañeros en complicidad con migo, no irían a su casa para que pudiésemos estar solos, ni si quiera el resfrió que me asechaba podría arrebatarme aquella oportunidad.
Al llegar a su casa, es ella la que me abré la puerta. Haber, ¿Cómo les explico?... Existen mujeres que son lindas, pero se que dan ahí nomás son lindas y listo, pero otras además de lindas son “vistosas”, son como un desyugo americano tienen de todo. ¿Nunca les paso que iban en auto y por la vereda ven caminando a una de estas que yo les digo, y uno hace marcha atrás para ver si es cierto lo que acaban de ver?
Bueno así era mi compañera. Una vez dentro me pide que la siga, su mama y su hermana estaban en la cocina, demás esta decir que su hermana y su madre eran en conjunto, un deleite para los ojos de cualquier hombre que se precie de serlo.
Luego de las pertinentes, presentaciones creo yo que abran notado la intensidad de mis calores, ya que me ofreció un baso de gaseosa al tiempo que dijo – ¡Hay mama! vos siempre con la calefacción tan alta- al acercarme el vaso de gaseosa lo tome como para apagar el incendio de roma.
Señores, juro que hasta hoy en día maldigo aquel vaso de gaseosa, ya que ante esos tres hermosos par de ojos, al terminar el vaso se me escapo ¡el eructo mas terrible que hayan escuchado! claro, del susto y la vergüenza, mi organismo, trato de contenerse, para que no me siga poniendo en ridículo, con tanta mala suerte que tanto esfuerzo, mas que contener lo único que hizo fue ¡expeler un terrible gas! Se imaginaran uds. mi reacción inmediata ante tal derroche de gases, fue una risa explosivamente nerviosa y lo de explosiva fue porque la compulsión de la carcajada izo que ¡¡mis mocos se resbalaran por encima de mi mano!!.
Como uds. comprenderán lo único que me quedo, fue salir corriendo de allí como alma que lleva el diablo y esa vez, aunque la tierra me hubiese tragado, no podría haberme arruinado más mi ¡vida!
Me encantaría que uds. pudieran contarme cuales fueron las ocasiones en que por sus mentes paso la frase “trágame tierra”.